No eres la primera ni serás la última, y sobreviviré a tenerte. No serás más que una nueva herida, una de tantas. El dolor se torna llevadero cuando en la consecución del sufrimiento uno se acostumbra a él.
Ya no espero la felicidad, ni tan siquiera la deseo; no se hizo para mí. A veces la veo como una pasajera errante que acrecienta mi angustia cuando, tras paladearla, se aleja con burlona apatía. Y tras recaer en uno de estos encuentros, sólo me consuela saber que la desesperación apenas dura un instante.
Ya no espero la felicidad, ni tan siquiera la deseo; no se hizo para mí. A veces la veo como una pasajera errante que acrecienta mi angustia cuando, tras paladearla, se aleja con burlona apatía. Y tras recaer en uno de estos encuentros, sólo me consuela saber que la desesperación apenas dura un instante.
Ilustración: José Manuel Nogales
2 comentarios:
Me atrevo a comentarte algo respecto a una frase.
"El dolor se torna llevadero cuando en la consecución del sufrimiento uno se acostumbra a él"
"en la consecucion" me desorienta un pelo. No sé, es que parece como si quisieras decir que el dolor es buscado conscientemente (como si se quisiera conseguir) y no una circunstancia fruto de la fatalidad, de la suerte, un mal viento que, según llega, se va (que es lo que parece das a entender en el resto del texto).
Pues es usted muy atrevido, caballero, pero no se lo tomaré a mal porque tiene razón, ejejejej
No es la palabra, continuación tal vez. Ahora lo miro.
Agradecido te quedo, coleguilla.
PD: Espero que andes mejor con lo de las branquias ;)
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